En un evento, de cuya fecha y asunto prefiero no decir… me encontré con el claro ejemplo de lo que nunca se debe hacer. Los asistentes iban saliendo de la sala y había una persona, justo en el final de la fila donde debían pasar todos para salir, repartiendo su tarjeta como si de un folleto de publicidad se tratase.
No se presentó, simplemente extendía su mano y a cada persona que pasaba le daba su tarjeta de visita bajo un «Toma»; pronunciado casi con fatiga. Era tal su afán de desprenderse de ellas, que si volvías a ponerte en la cola de salida te volvía a obsequiar con tan preciado detalle. De hecho, yo tengo el honor de tener dos. Lo mejor de todo es que no recuerdo ni el nombre de la persona.
Es difícil encontrar una práctica tan descarada como esta, pero si tienes esa «suerte», enmárcate la tarjeta en un cuadro y añádele de título: «He conocido a un repartidor de tarjetas compulsivo». Recordad, me sobra una tarjeta para quién le haga ilusión esto último; bueno, en realidad me sobran las dos.
¿Por qué no debe realizarse esta práctica?
Porque no sirve de nada. Bueno sí, para desperdiciar papel y conseguir el efecto contrario de lo que pretendes. Si hemos hablado muchas veces que debes dejar tu marca personal en los demás. ¿Qué narices van a pensar de ti si lo único que haces es dar la tarjeta sin cruzar ni la mirada? Y si la repartes como un folleto, pues imagínate.
Si quieres dar tu tarjeta, primero asegúrate que a la persona que se la vayas a dar le interesa. Y sobre todo, intenta tener un poco de conversación con ella antes de dársela. ¿Tanto cuesta?
Ahora es cuando lees esto y te sientes identificado. No te preocupes, para cambiar o rectificar siempre estás a tiempo.
¿Pero siguen siendo importantes las tarjetas de visita?
Claro que sí. Siempre deberías llevar encima tuyo algo que te «conecte» con el mundo 2.0. Recuerda que el mundo real y el 2.0 deben trabajarse al mismo tiempo. Por tanto, si estás en un evento y quieres que alguien te conozca mejor, no te queda otra que conseguir conectar con esa persona en el mundo 2.0; que es donde se supone que tienes todo listo para que te encuentren.
Intenta que tu tarjeta sea lo más diferente y llamativa posible, la diferenciación siempre es importante y la curiosidad del ser humano, casi siempre, es insaciable.
Tu tarjeta de visita puede ser clave para diferenciarte en un evento.Tweet it
Conclusión
No repartas tarjetas de forma compulsiva, no sirve de nada. Al contrario, tu marca se verá afectada si realizas esta técnica. Todos somos personas, intenta en la medida de lo posible conectar con la gente, es lo que realmente te servirá de ayuda. Los vínculos se generan con emociones, no con papel.
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¡Jajaja, a mi me pasa al revés! He pensado muchas veces en hacerme tarjetas de visita; una para mi faceta en Social Media y otra para mi faceta de historiadora y redactora. Siempre me echo para atrás porque simplemente me da vergüenza el momento de entregársela a alguien, ains.. 😛
Hola Laura,
Hay que perder la vergüenza. 😀
Lo siento, pero no estoy de acuerdo con esta reflexión en parte, dar una tarjeta tal como lo explica a mi tampoco me arece acertado, pero si cambiamos el receptor y ponemos un buzón ya no sirve eso de presentarse y mediar alguna palabra previa, es muy efetivo, llegas a personas que sin pedirlo, mucha estaban pensando que le hacía falta y no sabía donde buscar, por otra parte es mucho más personal que un folleto y el receptor lo toma incluso como un detalle y es mucho más fácil de guardar en el bolsillo o encima de una mesa, nadie lo ve como una publicidad general que todos te meten en el buzón, si no como un detalle.
Hola Jordi,
Obviamente y estoy de acuerdo contigo en parte. No obstante, en este post, y caso concreto, me refiero a eventos.
Un saludo.
Hola Enrique! Me has sacado una sonrisa de principio a fin 🙂 Estoy totalmente de acuerdo con lo que has comentado. Creo que la mejor manera para entregar una tarjeta, independientemente de que a esa persona la puedas conocer previamente por los medios sociales, es interactuar un poco con ella y que ésta te pueda conocer un poco más. Incluso diría yo, que si tienes interés en la misma, tampoco estaría mal, que en los días previos a dicho evento, compartieses alguno de sus contenidos en los medios sociales, interaccionando con dicha persona, para que ya te vaya asociando y siempre de una manera no forzada. De tal manera que incluso puedas comentarle por privado que esperas poder conocerlo en persona ese día, etc. Un abrazo y buena recomendación con este post! 🙂
Hola Enrique,
¡Qué razón llevas! Los expertos en marketing conocéis la importancia de segmentar y establecer un público objetivo…en lugar de enviar mensajes indiscriminadamente. En branding personal también convendría llevar esto a cabo, ¿no? Tratar de conocer a las personas adecuadas y después establecer un vínculo que lleve a la consecución de un cliente. Creo que aunque el término está súper de moda, todavía nos cuesta modificar nuestras estrategias de branding, sobre todo en el mundo offline.
Un abrazo 🙂
Hola Luz,
Obviamente, si conoces a la persona tienes mucho ganado. 🙂
Hola! buscando artículos sobre tarjetas de visita he llegado a tu web. Me ha gustado mucho tus reflexiones sobre cómo repartir unas tarjetas correctamente. Yo mismo caí en el error hace años de repartirlas a destajo, pero luego aprendí que las tarjetas hay que entregarlas tras hablar con alguien por lo menos durante unos minutos, haberse presentado y habiendo ciertos intereses en común. Si no, la gente aceptará la tarjeta pero la tirará a los 2 minutos.
He compartido el post en nuestras redes sociales, saludos!